Las vacunas son consideradas como uno de los más importantes inventos de la humanidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las vacunas evitaron más de 10 millones de muertes entre 2010 y 2015 y que muchos millones de personas más fueron protegidas de enfermedades gracias a ellas.

Sin embargo, en Occidente, crecen los movimientos que buscan poner en duda o erradicar las vacunas.

Entre otros problemas, estos movimientos provocaron importantes brotes de sarampión en los Estados Unidos, donde el virus, potencialmente mortal, alguna vez se consideró eliminado.

Hay mucha información y conceptos erróneos respecto de las vacunas que contribuyen a este creciente problema. Estos son los hechos detrás de algunos de los mitos más comunes sobre las vacunas.

Mito 1: Las inmunizaciones de rutina pueden suspenderse hasta luego del fin de la pandemia.

Las vacunas para adultos y las vacunas para niños son esenciales para mantener la salud y el bienestar.

Tanto la Academia Estadounidense de Pediatría como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan mantenerse al día con las vacunas de rutina durante la pandemia.

Retrasar la vacunación puede ser perjudicial para su salud y la de su comunidad.

La atención presencial está disponible en todo el estado, a través de los hospitales y consultorios del Sistema Médico de la Universidad de Maryland, durante la pandemia. Descubra lo que estamos haciendo para proteger a los pacientes.

Mito 2: Las vacunas pueden enfermarlo.

Las vacunas no lo enfermarán.

Algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves a causa de algunas vacunas, como dolor en el lugar de la inyección o fiebre baja, pero estos se disipan rápidamente. Según la OMS, los efectos secundarios graves de las vacunas rara vez se producen. De hecho, muchos efectos adversos son tan raros, que su riesgo no puede ser evaluado estadísticamente con precisión.

Mito 3: Las vacunas contienen ingredientes tóxicos.

La dosis lo es todo cuando se trata de toxicidad.

Cualquier sustancia, incluso el agua, puede ser tóxica en grandes dosis. Algunas vacunas contienen ingredientes como formaldehído y aluminio, pero estas cantidades son tan ínfimas que no se consideran ni tóxicas ni dañinas.

Las proteínas de gelatina y huevo que se encuentran en algunas vacunas contra la gripe pueden causar reacciones alérgicas en casos muy raros. Los afectados suelen tener antecedentes de alergias graves a la gelatina o al huevo. Si usted es alérgico a alguno de los ingredientes que contiene la vacuna, hable con su médico o con la persona que le administra la vacuna.

Mito 4: Las vacunas pueden sobrecargar su sistema inmunitario.

Los niños a menudo reciben muchas vacunas en un corto período. Afortunadamente, no hay de qué preocuparse.

El sistema inmunitario es resistente y no se ve afectado negativamente por recibir vacunas simultáneas. Tampoco hay evidencia de que espaciar las vacunas sea más seguro para los niños. De hecho, retrasar las vacunas infantiles puede provocar brotes comunitarios de enfermedades prevenibles como el sarampión o la varicela. Un estudio de 2015 mostró que solo el 1 % de los pediatras opinaba que las vacunas deberían distanciarse.

Mito 5: La inmunidad natural es más saludable y eficaz que la inmunidad inducida por vacunas.

Las vacunas le permiten desarrollar inmunidad sin los efectos dañinos que pueden tener las enfermedades que son prevenibles con vacunas.

Estas enfermedades pueden causar problemas de salud graves e incluso poner en peligro la vida. Por ejemplo, la Haemophilus influenzae tipo b (Hib) puede causar discapacidad intelectual, y el sarampión puede provocar la muerte. Todos estos efectos pueden ser evitados con tan solo vacunarse.

Cuando se administran correctamente y en las cantidades recomendadas, todas las vacunas proveen la protección necesaria. En algunos casos, una sola infección natural puede provocar una respuesta inmune mayor que una sola vacuna; por ello, algunas vacunas requieren múltiples dosis. Sin embargo, esto no hace ninguna diferencia cuando se trata de prevenir infecciones.

Mito 6: Si todos los que me rodean son inmunes, no necesito vacunarme.

Vacunarse es como usar la mascarilla; no se trata solo de protegerlo a usted, sino también a su comunidad.

La mayoría de las enfermedades prevenibles por vacunación se transmiten a través del contacto de persona a persona. Cuando una persona en una comunidad contrae la enfermedad, esta enfermedad puede ser contagiada fácilmente a otras personas. Cuantas más personas se vacunen, menos posibilidades hay de que una enfermedad se propague.

Mito 7: En los Estados Unidos no contraemos enfermedades prevenibles con vacunas.

Las enfermedades que alguna vez fueron comunes en los Estados Unidos, como el sarampión o la polio, ahora son raras o incluso se han erradicado por completo, porque generaciones de personas fueron vacunadas para protegerse a sí mismas y a sus comunidades.

En nuestro mundo globalizado, la exposición potencial a enfermedades prevenibles con vacunas se encuentra a solo un viaje en avión. Como nos ha recordado dolorosamente la pandemia de COVID-19, si un país presenta un brote, esto preocupa al mundo. En toda la historia de la humanidad, la viruela es la única enfermedad que se ha erradicado por completo del planeta.

No vacunarse puede ponerlo a usted y a toda su comunidad en riesgo.

Mito 8: La vacuna contra la gripe lo protege contra el COVID-19.

No hay evidencia que respalde la afirmación de que la vacuna contra la gripe protege contra el coronavirus.

Sin embargo, sigue siendo importante recibir ambas vacunas. De hecho, vacunarse contra la gripe es aún más importante en 2021. Si no se vacuna contra la gripe, podría potencialmente infectarse con el coronavirus y la gripe al mismo tiempo, ejerciendo presión tanto sobre su salud como sobre nuestro sistema de atención médica.

Mito 9: Las vacunas pueden causar autismo.

Las vacunas no causan autismo.

Esta afirmación proviene de un estudio que fue desacreditado y retractado que vinculó el autismo con la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR). Desafortunadamente, este estudio defectuoso ha desatado una gran tormenta de desinformación.

Cientos de estudios en todo el mundo han demostrado una y otra vez que no existe una conexión; sin embargo, un estudio nacional de 2016 reveló que el 16.5 % de los padres o cuidadores principales de niños autistas creían que las vacunas causaban el autismo de sus hijos.

Mito 10: Las vacunas se utilizan para poner microchips en las personas.

Internet puede ser beneficioso para aprender más sobre su salud, pero también puede ser un terreno fértil para la desinformación, particularmente durante la pandemia de COVID-19.

Algunos afirman que las vacunas se usan o se usarán para colocar microchips en las personas, para que puedan ser rastreadas o controladas a través de torres de telefonía celular 5G. Esto no solo es falso, sino imposible. La evidencia sugiere que esta teoría de la conspiración fue difundida por personas que buscaban sembrar desinformación y confusión entre los estadounidenses.

Hay formas de encontrar información de salud confiable en línea, pero lo mejor que puede hacer si tiene preguntas acerca de su salud es hablar con un médico.

 

Reviewed 12/16/2020


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